Hierápolis y las Terrazas de Travertino
Pamukkale, un término turco que significa "castillo de algodón", es un sitio notable conocido por su agua cálida y mineralizada que fluye de manantiales y crea piscinas y terrazas únicas. Este sitio también alberga Hierápolis, un excelente ejemplo de instalaciones termales grecorromanas, y monumentos cristianos que muestran complejos de arquitectura cristiana temprana.
Las aguas termales de Pamukkale han dado lugar a depósitos minerales que crean formas extrañas como bosques minerales, cascadas petrificadas y piscinas en terrazas de un ninféo natural. No es de sorprender que Pamukkale sea uno de los destinos turísticos más populares de Turquía, ya que los visitantes quedan fascinados por su belleza excepcional.
Los antiguos griegos creían en las propiedades curativas de las aguas termales, las cuales también fueron responsables de transformar el paisaje. Por ello, construyeron una estación termal en la zona durante la época romana del siglo II. Hierápolis tiene una historia similar a muchas ciudades helenísticas de Asia Menor, siguiendo un curso de desarrollo similar a lo largo del tiempo.
Se construyeron diversas instalaciones termales para aprovechar los beneficios terapéuticos de las aguas, que incluían baños y piscinas. Estas prácticas de hidroterapia iban acompañadas de ceremonias religiosas que evolucionaron junto con los cultos locales.
En el año 129 a.C., los romanos obtuvieron el control completo de la zona y floreció bajo su dominio. Esta ciudad cosmopolita fue hogar de anatolios, greco-macedonios, romanos y judíos, quienes se mezclaban e interactuaban entre sí. Las aguas termales, que atraían a multitudes de personas en busca de las propiedades curativas del agua, también tenían un segundo propósito de lavar y teñir lana.
El Templo de Apolo fue construido en la cima de una falla que emitía gases nocivos. El teatro, construido durante el reinado de Severo, cuenta con un impresionante friso que representa una procesión ceremonial y un tributo a Artemisa de Éfeso.
Según la tradición antigua, Domiciano decapitó al apóstol Felipe en Hierápolis en el año 87 d.C. A pesar de esta historia violenta, Hierápolis continuó siendo una de las dos metrópolis de Frigia Pacatiana, sirviendo como obispado. El complejo cristiano en Hierápolis incluye la catedral, el baptisterio y las iglesias, siendo el monumento más significativo el martirio de San Felipe. La ingeniosa organización espacial de esta estructura y su magnífica escalera la convierten en un notable ejemplo de arquitectura cristiana.
Las excavaciones en la antigua ciudad de Hierápolis han revelado la Puerta del Infierno y la entrada a una cueva que alguna vez fue considerada como una "puerta entre la vida y la muerte" en las creencias paganas antiguas. Esta área ahora se conoce como el Santuario de Plutonio.
La Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO reconoció la antigua ciudad de Hierápolis en 1988, reconociendo su importancia histórica y cultural.